Siempre tengo miedo.

Estoy asustada porque no sé como relacionarme con las personas. No sé qué decir o hacer para hacerles pensar que mi amistad vale algo. No sé si ser yo o ser otra persona, ya que quizá siendo algo que no soy, pueda encontrar la solución.

No sé lidiar con las personas a las que ya he perdido. Y huyo, huyo con el rabo entre las piernas y me alejo, dejo de pensar, me vuelvo egoísta y todo pasa a ser "yo, yo, y más yo." Realmente estoy así de sola, ¿no? Sé de sobra que la tengo a ella, y que siempre la tendré, pero poco a poco he ido perdiendo a las personas que me importaban, y por más que quiera recuperarlas no sé como hacerlo. No tengo valentía, no tengo coraje para hacer como si nada hubiera pasado.

Porque soy yo la única que ha cometido errores que ahora no puede saldar. Porque es demasiado tarde, quizá.

¿Qué es lo peor de esto? La apariencia que doy al público. Estoy asustada y tengo miedo, por eso sueno a víctima constantemente. Parece como si yo fuera la que estuviera echándole la culpa a esas personas, pero no es así. No pretendo justificar mis palabras con esto ni hacer cambiar de opinión a ninguno de ellos, si es que pudieran cambiar de opinión, lo único que necesito es desahogarme.

Y lo único que tengo para hacerlo es esto.

Sólo puedo desear volver atrás y solucionar todo lo malo que he hecho. Aunque si volviera, tampoco sabría como hacerlo.

Qué patética soy.

Puedo asegurar que me gusta todo cuánto bello me es. No importa su naturaleza, mientras a mis ojos parezca hermoso y tenga esa luz que me haga sentir escalofríos y que me deslumbre. Quizá me pongo algo melancólica al escribir aquí. Dejo volar las palabras, a pesar de saber que ninguna de ellas tienen sentido... pero digo lo que pienso.

Y estoy orgullosa de decirlo. Muchas veces y durante muchísimo tiempo he callado. He decidido reprimir mis pensamientos y opiniones, por lógicas o interesantes que me pareciesen. He decidido no criticar sin saber cómo hacerlo ni cómo reaccionar. No puedo asegurar, sin embargo, que ahora sea del todo sincera, aunque siento como si algo hubiera cambiado. En mí, en lo que me rodea.

A veces lo más horrible y rastrero, lo más repugnante, puede ser lo más bello. Depende de los ojos con los que lo observes.

Inevitablemente, ya está todo dicho, y ni a mi mente ni a mí nos apetece seguir escribiendo mucho más.

Siempre tengo miedo.

Estoy asustada porque no sé como relacionarme con las personas. No sé qué decir o hacer para hacerles pensar que mi amistad vale algo. No sé si ser yo o ser otra persona, ya que quizá siendo algo que no soy, pueda encontrar la solución.

No sé lidiar con las personas a las que ya he perdido. Y huyo, huyo con el rabo entre las piernas y me alejo, dejo de pensar, me vuelvo egoísta y todo pasa a ser "yo, yo, y más yo." Realmente estoy así de sola, ¿no? Sé de sobra que la tengo a ella, y que siempre la tendré, pero poco a poco he ido perdiendo a las personas que me importaban, y por más que quiera recuperarlas no sé como hacerlo. No tengo valentía, no tengo coraje para hacer como si nada hubiera pasado.

Porque soy yo la única que ha cometido errores que ahora no puede saldar. Porque es demasiado tarde, quizá.

¿Qué es lo peor de esto? La apariencia que doy al público. Estoy asustada y tengo miedo, por eso sueno a víctima constantemente. Parece como si yo fuera la que estuviera echándole la culpa a esas personas, pero no es así. No pretendo justificar mis palabras con esto ni hacer cambiar de opinión a ninguno de ellos, si es que pudieran cambiar de opinión, lo único que necesito es desahogarme.

Y lo único que tengo para hacerlo es esto.

Sólo puedo desear volver atrás y solucionar todo lo malo que he hecho. Aunque si volviera, tampoco sabría como hacerlo.

Qué patética soy.

Puedo asegurar que me gusta todo cuánto bello me es. No importa su naturaleza, mientras a mis ojos parezca hermoso y tenga esa luz que me haga sentir escalofríos y que me deslumbre. Quizá me pongo algo melancólica al escribir aquí. Dejo volar las palabras, a pesar de saber que ninguna de ellas tienen sentido... pero digo lo que pienso.

Y estoy orgullosa de decirlo. Muchas veces y durante muchísimo tiempo he callado. He decidido reprimir mis pensamientos y opiniones, por lógicas o interesantes que me pareciesen. He decidido no criticar sin saber cómo hacerlo ni cómo reaccionar. No puedo asegurar, sin embargo, que ahora sea del todo sincera, aunque siento como si algo hubiera cambiado. En mí, en lo que me rodea.

A veces lo más horrible y rastrero, lo más repugnante, puede ser lo más bello. Depende de los ojos con los que lo observes.

Inevitablemente, ya está todo dicho, y ni a mi mente ni a mí nos apetece seguir escribiendo mucho más.